Existen dos tipos de protección para protegerse del fuego: la activa y la pasiva. Ambas tienen un papel clave en la protección de los edificios, equipos y personas, aunque tienen algunas diferencias en el método de actuación. Aplicar protección pasiva contra incendios aporta tres ventajas simplemente cumpliendo su principal objetivo, ya que garantiza el control del incendio, garantiza la estabilidad del edificio y facilita la evacuación de las personas que lo ocupan.
Los productos utilizados para la protección pasiva deben superar distintos ensayos realizados por laboratorios acreditados para probar su eficacia. Estos tienen pruebas reales con fuego para comprobar la reacción y resistencia de los mismos.
Otra de las ventajas de aplicar este tipo de protección es el cumplimiento de la normativa, evitando incurrir en sanciones administrativas. El reglamento contra incendios regula los trabajos de ignifugación para conseguir la seguridad que necesita cada tipo de edificio. En Igesur nos aseguramos de cumplir toda la normativa para garantizar el mejor servicio y contamos con la certificación necesaria. Todas nuestras soluciones están basadas en las certificaciones ISO y cumplen con las exigencias establecidas. Para ello, estamos equipados con la mejor maquinaria y el mejor equipo de técnicos expertos en la materia que te asesorarán en todo lo necesario.
Con el cumplimiento de esta normativa, al aplicar protección pasiva contra incendios, tenemos otras muchas ventajas, como pueden ser la reducción de cuotas en los seguros de nuestras instalaciones o la concesión de licencias de apertura de negocios… etc.
Los materiales ignífugos, al no prender detienen la llama y protegen las estructuras que recubren. Esto evita que un incendio pueda deteriorar el edificio y requiera una reconstrucción debido a los daños estructurales.

